
La sudoración de la piel es una función que desarrolla nuestro organismo para mantener constante la temperatura. Sin embargo, cuando se produce un exceso de sudor o hiperhidrosis, aunque no suele acarrear problemas de salud, sí deteriora la calidad de vida y pone en peligro las relaciones de las personas que la sufren, incluso puede acabar minando la autoestima.
Si la hiperhidrosis es leve conviene empezar con tratamientos tópicos a base de cloruro de aluminio o glicopirrolato, que actúan como astringentes o bloqueando las glándulas sudoríparas (Este tratamiento está recomendado en los casos leves).
Si la hiperhidrosis es importante la toxina botulínica A ( Botox)es el tratamiento adecuado. La toxina bloquea las glándulas sudoríparas disminuyendo la producción de sudor en el lugar donde se inyecta. Está indicada sobre todo para el tratamiento del exceso de sudoración en las axilas y en la palma de las manos. La duración aproximada de los efectos es de nueve meses a un año.
Existen ademas tratamientos quirúrgicos: como la succión, el curetage subdérmico, la liposucción o el curetage directo que consiguen la disección y extirpación de gran parte de las glándulas que producen el sudor.
Es importante que se pueda diagnosticar y valora el grado de hiperhidrosis que cada paciente presenta para poder elegir el mejor tratamiento en función de las características personales del paciente y de la mayor o menor gravedad de los síntomas.

Los tratamientos con la toxina botulínica están especialmente recomendado para el exceso de sudoración en las zonas axilar y palmo-plantar, ya que son una solución muy eficaz. Estos tratamientos se realizan con agujas muy finas que generan un bloqueo y reducen de forma muy importante la producción de transpiración en el lugar donde se administra la toxina. El tratamiento se realiza en menos de 30 minutos. y los resultados duran unos 6 meses.